(Sobre cómo conocerse a uno mismo —a una misma—)
1—El ser humano se encuentra a sí mismo cuando aprende a elevarse hasta lo divino.
2—Conocerse supone conocer el ego, que no es más que un sueño, una ilusión propiciada por los sentidos físicos, que no abarcan en su actual evolución lo que es, lo que está, lo que ha de ser.
3—El ego es fatal consecuencia de un aprendizaje incorrecto sobre la vida y la muerte. Sólo quien no teme morir, sabe vivir.
4—La muerte es una iniciación que da sentido a la vida y supone un momento trascendental para la persona que, cuando la alcanza, responde ante sí mismo de sus actos, pensamientos y sentimientos durante la existencia.
5—La persona que comprende la esencia de la vida se ocupa, antes que nada, de aprender a pensar y sentir bien.
Quien no se ocupa de estas dos cosas está perdido de antemano y se destina a sí mismo a no comprender nada.
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6—Amar no es necesitar la seguridad a partir de los demás; tampoco, desear poseer a otra persona; no es quitar libertad ni especular con el mundo de los sentimientos… No es tampoco dar el corazón a cambio de otro corazón. No es en absoluto encontrar la paz por estar con la persona deseada ni es desear sexualmente a otro ser humano…
7—Amar es saber dar lo mejor a los demás, en la circunstancia que sea, y sin esperar nada.
8—Los grandes secretos humanos no están velados a nadie a causa de una orden superior que impida el libre acceso a ocultos y severos conocimientos más altos. Los grandes secretos humanos residen en el corazón de cada persona y en la Naturaleza. Pero nadie puede conocerlos sin haber inda¬gado antes en sí mismo.
9—Cada persona sólo está rodeada de sí misma todo el tiempo y sin cesar. Quien sabe esto lee su alrededor, lo interpreta y actúa siempre en consecuencia con la magia de la vida.
10—La realidad de cada persona es una proyección holográ¬fica de su estado mental y psíquico en cada instante. Quien actúa sobre su mente «somete» la realidad y, entonces, la puede dibujar ante sí a voluntad.
11—Quien se mueve por interés personal frente a alguien aca¬bará por comprender algún día que quien está frente a sí en cada momento se mueve a su vez por el mismo interés personal (exactamente el mismo). Entonces, sin duda, establecerá relaciones virtuosas con quienes lo rodean.
12—La distancia que separa al ser humano del conocimiento total del cosmos —del conocimiento final de sí mismo— es directamente proporcional a la distancia que actualmente separa al hombre de la verdad sobre sí mismo. Quien sabe esto comprende que lo que hay al final está aquí… del mismo modo que lo que está fuera está dentro.
13—La vida de cada persona es un tiempo para aprender verdades universales y para tratar de aplicarlas, cada cual en su nivel. Quien lo hace así, se eleva espiritualmente y comprende aquello que es de orden superior. Y al comprender esto, se compromete finalmente con su propio destino. Y, en verdad, éste y no otro vive.
14—Es mejor callar que decir palabras sin sustancia. Quien conoce la causa de esto, habla para incidir sobre la realidad y procura decir cosas hermosas y profundas todo el tiempo. Quien así lo hace, se eleva ante sí mismo y se une luego a su propia conciencia su¬perior de la realidad.
Y se comprende entonces el valor real de existir en el mundo.
15—Meditar es muy importante. Y lo es por lo mismo que cada día limpiamos el cuerpo, ya que meditar consiste en limpiar la mente de impurezas y restablecer un equilibrio con quien somos realmente en nuestro interior, aunque sea durante instantes.
Hay que meditar frecuentemente, y hay muchas formas de hacerlo.
16—Se puede meditar sentado, acostado o de pie*.
(*Lo fundamental es llegar a reconocer por un tiempo diario que no se es más que un vehículo de la propia porción de Espíritu. Pero reconocer esto no implica cesar en el empeño de vivir la reali-dad tal como nos es mostrada por nuestros cinco sentidos físicos; significa superarla, trascenderla y, si es posible, transformarla en nuestro interior. La Meditación implica respiración cada vez más pausada, gran relajación física y mental. Al lograr este estado por un tiempo diario, la mente se serena y, entonces, nace una nueva realidad, mucho mejor que la anterior, ante la persona).
17—No critiques, no juzgues ni condenes ni hables mal de na¬die ni de nada. Sólo apártate de aquello que te impida experimentar la armonía en que decides vivir. Al apartarte, harás reflexionar a quien critica, juzga o condena.
18—Cuida tu mente y ten especial cuidado con lo que dejes que se introduzca en su interior: No se es, en definitiva, más que lo que son tus pensamientos.
19—Cuida tu cuerpo y tén especial cuidado con aquello que permitas que haga por puro instinto ani¬mal: Uno, en definitiva, no es definido más que por sus actos.
20—Mantente sereno ante quien esté nervioso y le infundi¬rás gran paz. Le darás una lección -pero no te jactes de enseñar nada-: Tu actitud puede transformar tu alrededor y el modo de vida y relación en el planeta*.
(*Porque, si no te alteras cuando alguien te quiera dañar con sus palabras o con sus actos, entrarás en una realidad de orden superior. Y te sorprenderás).
21—Si das lo mejor de ti allí donde cada vez te halles, recibirás lo mejor de los secretos ocultos de la Vida allá donde vayas después.
22—Si comprendes que no es racionalmente lógica la distancia que separa al ser humano de las estrellas lejanas en relación a la al¬tura media del hombre, si te das cuenta de que en absoluto es propor¬cional esa distancia enfrentada a esa altura, concluirás que sólo existe una solución al problema:
La distancia a las estrellas lejanas sólo existe en la mente del hombre.
23—Apártate de tus pensamientos inútiles para guiarte por tus pensamientos útiles para ti o para los demás. Así hallarás a tu Yo Superior, tu yo esencial, tu ángel de la guarda… o como tú lo quie¬ras llamar, en un mágico proceso de individuación que tiene sus propias leyes y que se terminará de definir en ti si cooperas con el mismo, conociendo y aplicando las leyes naturales y, sobre todo, tu nueva intuición profunda en torno a lo que es en reali¬dad la existencia.
24—Un ser humano bueno no presume nunca de serlo y, muchas veces, ni siquiera sabe de sí mismo que es bueno.
La persona buena y noble se sorpren¬derá a menudo de la forma de actuar de la mayoría al conocerlo.
25—Atención con la pareja con la que decides desposarte o unirte: No ol¬vides que eres tú misma o tú mismo puesto ahí, ante ti, en el momento en el que le declaras amor. Cada persona no está rodeada más que de sí mismo, todo el tiempo y sin cesar.
Únete, por tanto, con lo mejor de ti que halles ante ti.
26—La persona que quiere ser sabia no lee bibliotecas enteras dándole vueltas a lo mismo; no pregunta demasiadas ideas trascendentales a los seres que considera más sabios que él o que ella; no busca con demasiado empeño las verdades en las fuentes del pa¬sado —a menos que de antemano quiera retirarse de la vida mundana al final del proceso—; no se devana los sesos pensando y pensando sin cesar, tra¬tando de hallar La Gran Verdad…
27—La persona que quiere ser sabia cierra los ojos y deja de pensar, aunque sólo sea por unos instantes. De esta forma, no sólo se medita correctamente, sino que se inicia la búsqueda sagrada de sí mismo más allá del pensamiento.
28—El hombre espiritual —o la mujer— sabe que bastaría una sola generación de niños educados en la armo¬nía, el sentimiento y la paz interior para volver el mundo infinitamente más bello.
29—Dale silencio sereno a quien busque palabras sin orden ni sentido y dale palabras serenas a quien quiera indagar en tu armonioso silencio. Te sorprenderás de los efectos.
30—Come bien, habla bien, siente bien, camina bien, llora bien y ríe bien; duerme bien, piensa bien y trata bien a los demás. Es todo el secreto para vivir bien tanto aquí como para llegar allá.
31—Que tus hijos surjan de tu amor cuando los concebiste. Que no sean hijos solamente del deseo… Porque tus hijos hablarán de ti incluso cuando te hayas ido de esta vida. No lo olvides.
32—Usa la expresión exacta en cada momento y, así, someterás las pala¬bras a tus pensamientos y/o tus sentimientos. Di aquello que piensas o aquello que sientas. De esta forma incidirás mágicamente en la realidad…
33—No dejes que tus pensamientos desordenados usen tus palabras para comunicarse con los demás. En cambio, usa tus palabras ordenadas para comunicar exactamente lo que sientes y no sólo lo que piensas*.
(*Esta es una vía, de entre las tantas que existen, para crecer interiormente y darte cuenta de la verda¬dera realidad).
34—Nadie te perdonará que intentes crecer interiormente, salvo aquellos que te quieran de verdad. Y es que quien logra comenzar a crecer supera sus restos de animalidad y, quiérase o no, pone en evidencia a los demás.
35—Si te superas a ti mismo o a ti misma y creces por dentro, conocerás a quienes te quieren con el corazón y no con el deseo de que seas como quieren que seas…
36—Dale alimentos naturales a tu cuerpo; permite siempre que los pensamientos naturales y serenos lleguen a tu mente; da paso en tu vida a las ideas más espontáneas…Y, así haciendo, conseguirás pensar, sentir y vivir con gran naturalidad.
Y la gran naturalidad atrae de inmediato a Dios.
37—Quien vive en la naturalidad comprende los secre¬tos más profundos de la Naturaleza, ya que eleva su autoconciencia personal y su conciencia de la realidad. Porque, ¿podría el mar saber que es un mar si no estuviera alguna vez calmado?
38—Quien duda crea su duda todo el tiempo a su alrededor. Y así nunca avanza.
39—El pensamiento no eres tú en realidad. Tú eres aquél que observa tus pensamientos desde tu interior, todo el tiempo. Recuérdalo y lograrás ser libre; y, lo que es tan importante como ser libre: lograrás ser tú.
40—Cuando deseas a alguien o algo no eres tú quien desea. Desear no es propio del ser humano realizado. El ser humano realizado se complace en lo que le llega por¬que sabe que responde a lo que siente o a lo que teme desde el corazón*.
(*Y entonces o lo acoge o lo rechaza con armonía, pero no para tener, …sino para ser).
41—El ser humano que desea poseer lo que no tiene de antemano en su in¬terior no será feliz por muchos bienes materiales que consiga reunir. Porque de lo que se trata en la vida es de ser fuera quien se es dentro. Y nada más que esto. Quien logra ser quien es, se realiza… Y es así como se crece interiormente.
42—En cambio, el ser humano que anhela lo que ya tiene dentro de sí, lo tendrá porque lo proyectará desde su corazón.
Y no sólo lo tendrá multiplicado dentro de sí, sino también fuera de sí; y, esto, tanto aquí como allá.
43—La mujer que comprende que el hombre se equivoca al desearla sólo sexualmente y no también mentalmente, no se unirá al hombre sino hasta enseñarle primero que ella piensa, que ella siente.
Y la mujer que así lo haga se tornará ocultamente Gran Madre de la Vida en la Tierra.
Y se enaltecerá ante el cosmos.
44—El hombre que comprende que el amor no se compra con bienes materiales no se une a la mujer que lo desea por sus bienes…; más bien, enseñará a esa mujer a regresar a sí misma y ser expresión de la belleza del espíritu femenino en los mundos.
Y el hombre que así lo haga se volverá ocultamente Gran Padre de la Vida en la Tierra.
Y se enaltecerá ante el cosmos.
45—La unión íntima entre una mujer y un hombre habrá de llegar a ser un día un acto lleno de caricias y de palabras bellas. Ciertamente, si el universo se hubiera creado del mismo modo como aún nos unimos las mu¬jeres y los hombres en nuestra Tierra, nos comeríamos los unos a los otros.
46—Quien actúa como le dicta la perfecta voz de su conciencia también crece interiormente. Y se sorprende.
La voz de la conciencia de cada cual dice siempre lo mismo a todos los hombres y a todas las mujeres. Y…¿no pertenecerá a un mismo Gran Ser la voz interior que a todos dice —y en todas partes sin distinción de credos ni razas— lo mismo…?
47—El ser humano que sabe soñar despierto crea sus propios sueños en el mundo. Y los vivirá tarde o temprano. Sábe tú que el pensamiento domado por la fuerza de la voluntad es creador.
48—No hay mayor castigo que ver acercarse el momento de la muerte y no haber buscado nada en uno mismo —o en una misma—. Porque el objetivo de la existencia humana es buscar sin cesar lo superior al hombre en cada sentimiento, en cada pensamiento, en cada acto.
49—Quien acumula fuera, muere por dentro a la misma velocidad que acumula. Pero quien acumula dentro con lentitud y armonía, vive fuera eternamente.
50—Quien no teme a la muerte no teme a la vida. Y como no teme a la vida, no se teme a sí. Éste es, al fin, quien se en¬cuentra y se conoce a sí mismo.
237 PENSAMIENTOS DE AMOR para crecer interiormente
ó —Los secretos de La Perfecta Iniciación—