Recuerdo como hay un antes y un después a que el cáncer entre en tu vida, aquel antes donde tu vida era «normal», una vida llena de días buenos, buenísimos, malos, regulares … una vida plácida, donde caminabas por un sendero lleno de luz y aire fresco … y luego un pequeño «antes» del gran «después» … unos instantes donde todos tus agarres desaparecen y te quedas en medio de un vacío insoportable, un sitio en el que no puedes estar, porque todo se tambalea, todo se desvanece … todo cambia de sonido y solo te falta desfallecer del todo para no seguir aguantando ese momento donde empiezas a ser consciente de que vas a perder tu vida anterior para siempre.
Tras ese pequeño «antes» del gran «después» llega el DESPUÉS de que el cáncer llegara a tu vida, un sitio donde no es que no puedas estar, es que ahí es donde vas a estar aunque no quieras, aunque te rebeles de todas las maneras, llorando, faltándote hasta la respiración por la ansiedad, un sitio desde el que vas a observar como tu vida de antes desaparece para siempre, y a la que no volverás por más que te empeñes en quererla recuperar … aquella, tu vida, donde no pasaba nada malo más que lo cotidiano y tienes que aceptar que te han sacado de ahí para siempre y que tienes que inventártelas todas para acomodarte a vivir con lo que viene, y lo que viene está rodeado de miedo, de incertidumbre, de dolor, de desesperación… para que nos vamos a poner poetas
Yo no tengo cáncer, yo soy familiar, es mi ser más cercano el que tiene cáncer de pulmón avanzado, es a él al que le han dicho que tiene pocas posibilidades de seguir adelante, un año, dos … con un tratamiento muy heavy, radioterapia y quimio a la vez, 30 sesiones de radio, una cada día y quimioterapia una sesión cada semana, durante casi seis horas tres meses.
Antes de llegar a este punto, han sido tres meses muy largos.
El cáncer te enfrenta a la muerte desde el minuto uno, la muerte de tu vida cotidiana a la que estabas acostumbrada, de la que muchas veces te quejabas pero a la que ahora vuelves con infinita añoranza deseando regresar allí, a aquel lugar donde el Sufrimiento con mayúsculas no se había instalado.
Nos empeñamos en intentar que somos fuertes, que podemos y podremos con ello, nos damos fuerzas a nosotros mismos, porque sabemos y conocemos muy de cerca a personas que han pasado por ello, en mi mismo caso mi padre, con una leucemia con muerte anunciada, 1 año de vida, la sentencia fue implacable se cumplió como si el verdugo cobrara extra por ello. Un año viéndole sufrir, despegándose de la vida muy lentamente, estando a su lado sabiendo en cada momento que la cuenta atrás había empezado, estando ahí, fuerte, sonriente, de la mano, con los médicos, en sus ingresos, en su despedida … todo eran intentos, intentos que te hacen consciente de esas Cuatro Nobles Verdades que fueron enunciadas por Siddharta Gautama.
Las cuatro nobles verdades
Toda existencia es insatisfactoria «Esta es, la noble verdad sobre el sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, convivir con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. Todo conlleva sufrimiento, la existencia y sus partes son sufrimiento.»
Todo es sufrimiento, nada es felicidad completa, el sufrimiento está siempre presente. La muerte de uno mismo y de los seres queridos es sufrimiento, así como la enfermedad de nuestros seres amados y la propia es sufrimiento, incluso la convivencia con seres amados conlleva sufrimiento. Dukkha (sufrimiento en lengua pali) se refiere a un sentido más amplio de sufrimiento: dolor, tristeza, pena, imperfección, aflicción, impermanencia, insustancialidad…
La posible cesación del sufrimiento
El sufrimiento puede ser vencido «Esta es, la noble verdad sobre la supresión del sufrimiento. Esta cesación es posible eliminando nuestro deseo, librándose del deseo-apego, abandonarlo para siempre, no dándole acogida en nosotros.»
Para terminar con nuestro sufrimiento hay que embarcarse en un estudio para hallar sus causas y comprobarlas por uno mismo, y después, eliminarlas. Hay que suprimir los cinco venenos y realizar acciones virtuosas, creando karma bueno. Esta noble verdad, en más profundidad, es el vacío, la sabiduría de la vacuidad, la realidad última, el corazón del Dharma.
Personalmente, he averiguado que hay que darle nombre y cara a todo aquello que nos destroza el alma. Estamos llenos de tabús, cuanto más espiritual o más metido en este mundo, menos sinceros somos con nosotros mismos, porque hemos practicado mucha teoría que además nos ha ido muy bien en difíciles momentos, pero hay momentos que están más allá de cualquier dimensión conocida, y es ahí donde el MIEDO te llena con toda su magnitud, te rodea y te aprieta sin dejar lugar para el respiro, te atenaza … y es entonces cuando empiezas a oír consejos sobre el miedo … «el miedo destruye, el miedo paraliza … etc etc…» entonces tu siguiente paso es callar tu miedo, porque se ve que no hay que tenerlo «porque tener miedo es malo… no debes dejarte atrapar por el miedo» … cuando el verdadero coraje no es no tener miedo, es tener la valentía para afrontar ese miedo.
Darle nombre, verlo, sentirlo, saber que ese puño que te aprieta las entrañas todos los instantes eso es MIEDO, identíficalo, que de la cara, no te avergüences de decir que tienes miedo, que más te da, nadie podrá entender a menos que lo hayan pasado y transitado en toda su crudeza.
En nuestra cultura, tener estas emociones “negativas” es socialmente inaceptable y se nos considera negativos o débiles.
El otro lado de la vida no es la muerte …
Esta es por ahora mi experiencia como familiar de mi compañero de vida con cáncer.
Dalinia
Y dicho todo esto a luchar ¡Que el vacío nos sea liviano!
El amor nos alimenta.