El rosa es el color del ejército. Muchas de ellas eran viudas, obligadas a guardar el luto de por vida, y casi todas pobres y sin derecho a la alfabetización por el simple hecho de ser mujer. Su cabecilla, una campesina india de Uttar Pradesh llamada Sampat Devi Pal, les enseñó a decir ‘basta’ predicando con el ejemplo.
Sampat tuvo que pelear con sus padres por ir al colegio, con sus suegros por que el velo no le cubriera la cara y con su marido por salir de casa. “Nuestra sociedad está dominada por los hombres. Las mujeres debemos recibir educación y también trabajo. Eso solucionaría todos nuestros problemas“. Estas eran las verdades como puños que Sampat lanzaba a los cuatro vientos a la espera de que alguien recogiese el testigo.
Gulabi Gang el ejército de las Saris Rosas
Esas mujeres discriminadas por partida doble (género y casta), como la inmensa mayoría en India, se unieron y descubrieron su fuerza siguiendo el ejemplo de una mujer que sufría y padecía sus mismas limitaciones. El ejército de los saris rosas creció y hoy roza las 100.000 reclutas.
Entre todas, han evitado matrimonios infantiles, han obligado a la policía a registrar casos de violación, a los funcionarios a entregar ayudas y pensiones sin sobornos y han hecho entender a los maridos, aunque haya sido a base de lathi (palo intimidatorio de bambú que usa la policía en India), que no deben pegar palizas a sus esposas.
[/one_half_last]Los saris de estas mujeres rurales de Atarra, en el distrito de Banda, uno de los más pobres de Uttar Pradesh, se convierten en rosa fluorescente cuando se reúnen lathi en mano para presionar a los funcionarios corruptos o a maridos que abusan de sus esposas.
Hace tres años la antigua vendedora de té Sampat Pal, una mujer de casta baja a quien le cuesta leer o escribir, decidió reunir a un grupo de mujeres hartas de sufrir abusos, vestirlas de rosa y, de este modo, tomar la justicia por su mano en una región marcada por la violencia entre castas, la pobreza extrema, el bandolerismo y la corrupción.
Su acción más espectacular fue el secuestro de camiones con comida para los más pobres que unos funcionarios iban a vender en el mercado.
«Me considero valiente y quería transmitir a otras mujeres mi valentía», expresa la jefa Sampat, casada a los 12 con un joven diez años mayor.
Sushama, el caso de una de tantas mujeres que ha viajado una hora en autobús hasta llegar al cuartel general de la organización en Atarra. Muestra sus muslos amoratados: su marido la ha azotado con un palo por salir a la calle. Ya lo denunció anteriormente y no ocurrió nada, así que Gulabi Gang es su último recurso.
El colectivo se formó en marzo de 2006. En esa fecha nacía en India el ‘ejército de los saris rosas’ (Gulabi Gang. Gulabi significa ‘rosa’). En inglés, se las conoce como las Pink Saris), un grupo compuesto por mujeres humildes, de entre 40 y 60 años, dispuestas a plantar cara a la hegemonía masculina.
LAS MUJERES DE LOS SARIS ROSAS