La meditación es un entrenamiento, pero mental. Y dista mucho de “poner la mente en blanco”. Al contrario, al meditar hacemos algo mucho más práctico: desarrollar cualidades como la atención plena, la compasión y el optimismo; y gestionar dificultades como el estrés, la ansiedad y los pensamientos obsesivos.
El primer paso para su aprendizaje es la voluntad y el compromiso. Son muchos los que se acercan atraídos por su popularidad y, al poco, abandonan la meditación porque no perciben cambios. Uno de los primeros pasos para aprender a meditar es buscar esa postura en la que nos encontramos más relajados, sin experimentar molestias o tensiones.
Si la practicamos con regularidad, llegará un día en que seremos capaces de erradicar las perturbaciones mentales, que son las causas de todos nuestros problemas y sufrimientos.
De este modo disfrutaremos de la paz interna permanente, conocida como «la liberación» o «el nirvana».
A partir de entonces, día y noche, durante una vida tras otra, sólo experimentaremos paz y felicidad.
La meditación es un entrenamiento, pero mental. Y aunque se piensa que es “poner la mente en blanco”, es al contrario, al meditar hacemos algo mucho más práctico: desarrollar cualidades como la atención plena, la compasión y el optimismo; y gestionar dificultades como el estrés, la ansiedad y los pensamientos obsesivos
El primer paso para su aprendizaje es la voluntad y el compromiso. Son muchos los que se acercan atraídos por su popularidad y, al poco, abandonan la meditación porque no perciben cambios. Uno de los primeros pasos para aprender a meditar es buscar esa postura en la que nos encontramos más relajados, sin experimentar molestias o tensiones.